El músico
argentino Luis Alberto Spinetta, uno de los mayores referentes en la historia
del rock latinoamericano, falleció durante esta jornada, tras luchar contra un
cáncer al pulmón que le fue diagnosticado en julio de 2011, y pocos días
después de cumplir 62 años.
La enfermedad la
había hecho pública recién en diciembre último año, tiempo antes de someterse a una
intervención quirúrgica, que lo tuvo varios días internado, y que debilitó aún
más su estado de salud.
"Me
encuentro muy bien, en pleno tratamiento hacia una curación definitiva",
dijo el "Flaco" a través de un comunicado, cuando reveló su
enfermedad.
Pero el destino
quiso que no fuera así. La vida del músico de bandas trascendentales de la
música trasandina, como Almendra, Jade y Pescado Rabioso, se apagó este
miércoles, dejando al rock en español sin uno de esos artistas que
auténticamente merece el rótulo de "padre".
El título en
ningún caso obedeció sólo a razones temporales, al hecho de haber iniciado su
carrera en los tempranos años 60. Tanto en grupos como los mencionados y en su
producción en solitario, el artista dio vida a piezas fundamentales para el
rock de la región, y que lograron marcar a generaciones.
"Muchacha
ojos de papel", "Tonta luz", "Canción para los días de la
vida", "El marca piel", "Barro tal vez",
"Plegaria para un niño dormido", "Seguir viviendo sin tu
amor" y "Bajan", son sólo algunas entre decenas. Su marca es
indeleble, y una de las mayores pruebas al respecto es reciente: En 2007,
Artaud, el tercer disco que lanzó con Pescado Rabioso, fue elegido como el
"Mejor Disco del Rock Nacional" por la edición argentina de
"Rolling Stone".
En los últimos
meses, la primera alerta para la salud de Spinetta había llegado en junio,
cuando el músico suspendió una presentación para operarse en dos ocasiones de
su hombro izquierdo.
Luego, en
octubre, llamó la atención su ausencia en el show de regreso de Illya Kuryaki
and The Valderramas (la banda de su hijo Dante), lo que llevó a que circularan
nuevos rumores en torno a su salud.
Para entonces el
diagnóstico era definitivo, y el tratamiento estaba en marcha, con una
vitalidad que Spinetta nunca perdió. Prueba de ello son las fotos que un
paparazzi argentino le tomó en diciembre, que despertaron profunda molestia en
él y en su familia, pero que hoy parecen dar cuenta de un hombre que no se
rendía, y que pese a las tempestades que se avecinarían en su estado de salud,
se preocupaba de salir todos los días a caminar por su barrio de Villa Urquiza,
en Buenos Aires.
La reacción es en estos momentos inequívoca. Miles de seguidores
que se enteran de la partida de Luis Alberto Spinetta, muestran su pesar de la
forma que encuentren, con la redes sociales como primer lugar de desahogo. La
tristeza es grande, y es entendible. No solo por los rockeros latinoamericanos, sinno por todos los fanaticos de la música argentina, El Flaco fue y es catalogado como "padre", son muchos los que viven la amarga
sensación de sentirse huérfanos.